Mariana

Desde el momento en que hice estas fotos me parecía que había que contar una historia, con palabras y en primera persona. Quizá en fotografía no hay nada más desafiante que hacer fotos a un conocido. El desafío es estético, claro, la foto tiene que ofrecer y reflejar la belleza de una persona, pero a la vez, el fotógrafo no se desprende de su relación con la persona. En la fotografía, necesariamente, queda reflejada la persona retratada, pero también, la relación que tiene con el fotógrafo.

La fotografía es mirada y la mirada subjetiva en tanto a que pertenece a un sujeto. La fotografía entonces no es objetiva y necesariamente depende del observador, quién es el único sujeto validado para decir si la foto es bella o no. Porque será bella a su mirada, o no.

Mariana es dueña de sí misma, de su trabajo y de su futuro. Es fotógrafa y es skater. Patinadora, diría la Real Academia de la Lengua, que de todo sabe, menos de lengua. Patinadora porque patina, pero no en patines. Mariana patina en tabla, en monopatín, o más coloquial en skateboard. Mariana no es monopatinadora RAE, Mariana es skater.

La fotografía es mirada y la mirada subjetiva en tanto a que pertenece a un sujeto.

Su pelo y su piel hablan por ella. Suramericana y africana. Brasileña. Alegre y fuerte. Carácter. Paraliza las calles no solo por el ruido de su monopatín. Paraliza las calles por su libre-estilo, su piel, su pelo y sus piruetas en la tabla. Fracasar, fracasar de nuevo y volver. La clave de la victoria en Mao, es la misma que en el skateboarding, según nos muestra Mariana. ¿Dos horas haciendo fotos? Dos horas viendo-la fracasar una y otra vez hasta conseguirlo.

¿El qué? El truco, la pirueta, el flip, el lip, el ollie y el nollie. Mariana se pone seria y frunce el ceño cuando el truco no sale. Mariana ríe cuando el truco no sale. Mariana no se olvida del rímel y un poco de brillo a sus labios entre truco y truco. La calle la mira. Y hoy, un fotógrafo la retrata.

Mariana no se olvida del rímel y un poco de brillo a sus labios entre truco y truco. La calle la mira. Y hoy, un fotógrafo la retrata.

El fuego de los latinoamericanos no solo se nos ve en la pista de baile, también se nos siente en la calle. Barcelona está llena de suramericanos. Barcelona arde. Arde cada que Mariana monopatina por sus calles. Arde en llama viva con esta dinámica errar-fruncir-fracasar-reír-fracasar-rímel-fracasar-alcanzar. La mirada Mariana es tan fuerte y segura que parece que hubiera nacido en Barcelona. Quizá es verdad. Su mirada, esta mirada, nació en Barcelona.

Y el fotógrafo, igual que Mariana. Velocidad-ISO-Apertura, foco, error. Velocidad-ISO-Apertura, foco, error. Velocidad-ISO-Apertura, foco, error. Conseguir. Reír.

Delicada tez morena y mirada penetrante. Mariana juega con su cuerpo y entre golpes y caídas se sabe poderosa, se siente poderosa y se muestra poderosa. Mira desafiante al fotógrafo. -¿Quién eres tú que osas retratarme?- Parece decir con sus ojos. Después sonríe y la normalidad vuelve a la normalidad. Mariana es explosividad y ternura, las dos cosas a la vez. La más pura mezcla de latinoamericanidad de un cuerpo que sonríe al curvarse.

Además de ser una amiga Mariana es fotógrafa. Si hay algo más desafiante que hacerle fotos a una amiga, es hacerle fotos a una fotógrafa.

Mariana se va. Mariana se pierde entre la gente. No se va monopatinando. Se va haciendo skate, RAE.